viernes, 30 de marzo de 2007

Excursiones...

Excursiones... Ya no son lo que eran. Antes cuando ibamos de excursión (como alumno primero y como maestro después) salíamos y nuestros padres tenían noticias nuestras al regresar (uno o varios días después), o como mucho a través de una llamada corta desde una cabina, si es que encontrábamos alguna que funcionaba; si alguno lo conseguía los padres de éste se lo contaban a los demás y todos contentos. Cuando volvíamos a casa contábamos y contábamos, hasta caer rendidos, todas las cosas que habiamos visitado, las anécdotas del viaje, ...
Ayer, en nuestra excursión a Córdoba, como ya somos centro TIC (digo yo), las cosas han cambiado bastante: la inmensa mayoría de los niños y niñas de 10-11 años (para que nadie me tache de retrogrado utilizo el "os/as", ¡vaya rollo!) llevaban su teléfono móvil, a pesar de la recomendación escrita del Centro de que no solo no era necesario, sino que recomendábamos expresamente y de forma "delicada" que mejor sin móvil.
¿Resultado?: "Mamá, ya vamos por la Yeguada"."Mamá, hemos parado para desayunar". "Mamá, ya hemos llegado". "Mamá, estamos entrando viendo al Crsito de los Faroles, es muy bonito". "Mamá, ahora vamos a ver un museo de no sé quien". "Mamá, que grande es la Mezquita". "Mamá, estamos en ..." "Mamá,..." "Mamá..." "Mámá..." Y así hasta más de diez llamadas en unas horas (Eso cuando no llamaban las mamás, las titas o quien sabe quien).
¿Y los maestros? Pues por mi parte un poco molesto pues cada vez que me ponía a intentar explicar algo (habíamos ido a Córdoba para transmitir a nuestros alumnos la inmensa riqueza de la cultura andaluza) tenía que pedir que dejaran los móviles, que no llamaran a nadie durante la explicación, que cortaran la conversación,... y así desde la madrugada cuando salimos hasta que llegamos pasadas las diez de la noche ¡Vaya latazo! (por no decir otra cosa).
¿Conclusión? Entorpecieron bastante nuestro trabajo, se perdieron multitud de pequeños pero enriquecedores detalles, y cuando llegaron a casa no tenían nada que contar (ya lo habían contado todo vía móvil); estuvieron más pendientes del "dichoso" móvil que de la belleza artística, cultural y monumental de Córdoba.
Pero, de todas formas y a pesar de los móviles, la excursión mereció la pena; se comportaron de maravilla (ya quisieran muchos colegios) y algunos no llevaban móvil: gracias a éstos padres por seguir nuestras recomendaciones. Seguro que, aunque muy cansados, sus hijos les contaron toda la excursión sin perder detalle, incluidas las bromas.

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