Ayer oía comentar a una señora mayor que la juventud de hoy no tiene vergüenza, que no respetan nada, que…
- ¿Adónde vamos a llegar? –exclamaba, con verdadera preocupación.
Pues parece que esto no es de ahora, no es nada nuevo, siempre ha pasado y tampoco debemos alarmarnos más de lo necesario.
Sócrates (470-399 a.C.), filósofo griego, decía hace más dos mil años: “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”.
Es decir, esto ha ocurrido siempre, la juventud es rebelde por naturaleza, lleva la contraria a los mayores por el mero hecho de contrariarnos e intentar salirse con la suya, y sobre la diferencia generacional que todos, cuando teníamos 16, 19 o 22 años, pensábamos que era posible eliminar haciéndonos, como no, los mejores amigos de nuestros hijos, acabamos concluyendo años más tarde que franquear esa barrera es algo muy parecido a lo imposible.
Esto nos lleva a pensar que son unos gamberros desvergonzados que no tienen solución, máxime cuando los vemos haciendo esos caballitos interminables con motos ruidosas, poniendo los quads a dos ruedas y derrapando en las rotondas, haciendo el botellón/a hasta el amanecer, manteniendo peligrosas peleas por un simple roce,…
Pero no podemos dejar en el olvido a otros muchos jóvenes que viven tranquilamente sin meterse son nadie, trabajando honradamente o estudiando para labrarse un futuro mejor. Éstos son la inmensa mayoría silenciosa que saben compaginar a la perfección y con bastante esfuerzo sus obligaciones y responsabilidades cotidianas con la diversión, a la que por supuesto también tienen derecho.
Seguro que cuando pasen unos años, ellos también protestarán de la juventud que les tocará “soportar”.
Lo que podríamos intentar entre los adultos todos (padres, políticos, educadores,…) es un esfuerzo para dotar a nuestra juventud de cauces de formación, diversión, entretenimiento sano, deporte, cultura, … Quizás así “harían menos ruido”.
- ¿Adónde vamos a llegar? –exclamaba, con verdadera preocupación.
Pues parece que esto no es de ahora, no es nada nuevo, siempre ha pasado y tampoco debemos alarmarnos más de lo necesario.
Sócrates (470-399 a.C.), filósofo griego, decía hace más dos mil años: “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”.
Es decir, esto ha ocurrido siempre, la juventud es rebelde por naturaleza, lleva la contraria a los mayores por el mero hecho de contrariarnos e intentar salirse con la suya, y sobre la diferencia generacional que todos, cuando teníamos 16, 19 o 22 años, pensábamos que era posible eliminar haciéndonos, como no, los mejores amigos de nuestros hijos, acabamos concluyendo años más tarde que franquear esa barrera es algo muy parecido a lo imposible.
Esto nos lleva a pensar que son unos gamberros desvergonzados que no tienen solución, máxime cuando los vemos haciendo esos caballitos interminables con motos ruidosas, poniendo los quads a dos ruedas y derrapando en las rotondas, haciendo el botellón/a hasta el amanecer, manteniendo peligrosas peleas por un simple roce,…
Pero no podemos dejar en el olvido a otros muchos jóvenes que viven tranquilamente sin meterse son nadie, trabajando honradamente o estudiando para labrarse un futuro mejor. Éstos son la inmensa mayoría silenciosa que saben compaginar a la perfección y con bastante esfuerzo sus obligaciones y responsabilidades cotidianas con la diversión, a la que por supuesto también tienen derecho.
Seguro que cuando pasen unos años, ellos también protestarán de la juventud que les tocará “soportar”.
Lo que podríamos intentar entre los adultos todos (padres, políticos, educadores,…) es un esfuerzo para dotar a nuestra juventud de cauces de formación, diversión, entretenimiento sano, deporte, cultura, … Quizás así “harían menos ruido”.
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