martes, 18 de agosto de 2009

Historias sobre la arrogancia (y IV)

La arrogancia de la envidia, por Paulo Coehlo
En el desierto de Siria, decía Satanás a sus discípulos: "El ser humano siempre está más preocupado por desear el mal a los otros que en hacerse el bien a sí mismo".
Y para probar lo que decía, decidió tentar a dos hombres que descansaban alli cerca.
"He venido para hacer realidad tus deseos", le dijo a uno de ellos. "Puedes pedir lo que quieras, que te será dado. Tu amigo recibirá lo mismo que tú, pero el doble".
El hombre permaneció largo tiempo en silencio. Finalmente dijo:
"Mi amigo está contento porque recibirá el doble que yo, sea cual sea mi deseo. Pero he conseguido prepararle una trampa: mi deseo es que me dejes ciego de un ojo".

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