Una recreación ficticia de cómo hubiera sido este día con las tecnologías digitales con las que hoy nos comunicamos (Obtenido de ReadWriteWeb.es)
Día 23/02/2011 - 16.02h. Los últimos movimientos políticos a gran escala, las revoluciones del Magreb y de la Península Arábiga están demostrando el impulso que le puede dar internet a la voluntad popular de cambio. Este 23 de febrero de 2011 España conmemora el 30 aniversario del fracaso de un golpe de Estado. Sin voluntad de cambiar la historia, ¿cómo hubiera sido el 23-F con internet, redes sociales y teléfonos móviles?
Para esta simulación ficticia y relajada, vamos a trasladar a los actores de la época a la sociedad actual, y vamos a ver sus posibilidades divididos en dos grupos: los agentes políticos y militares por una parte y la sociedad civil y la comunidad internacional por otra. Dos grupos que podían haber explotado mucho mejor las circunstancias en su beneficio y que no hubieran permitido que todo ocurriese como, afortunadamente, ocurrió.
Agentes políticos y militares
Si el 23-F hubiera habido internet y móviles la organización de la asonada podría haberse realizado de forma mucho más coordinada. Los impulsores podrían haber contado con más apoyos de otros militares en otras zonas y podrían haber medido mucho mejor sus tiempos. Las comunicaciones podrían haber sido más fluidas para, por ejemplo, coordinarse con Milans del Bosch en Valencia ininterrumpidamente. Y ni siquiera hubiera hecho falta que Carrés pusiera dos teléfonos uno frente a otro para que el Teniente Coronel Tejero hablase con su mujer. ¿Por qué no una videollamada?
En cuanto a los guardias civiles que pasaron la tarde del 23 y la madrugada del 24 en el Congreso de los Diputados y en las calles de Valencia, alerta pero sin mucho trabajo, quizá hubieran tenido un momento de relajación para mandar un SMS a su familia, subir un comentario a Twitter o hacer un comentario anónimo en un foro mencionando su posición política. También los agentes de tráfico que fueron engañados y querían marchar hubieras tomado sus decisiones con mucha más información.
Faltaría saber si algún diputado hubiera sido capaz de hacer como el camarógrafo de Televisión Española que esquivó la censura y que consiguió seguir grabando el intento de golpe de Estado. Ser capaz de conectar su smartphone y ponerse a retransmitir en directo mediante Justin TV o Qik, o simplemente subir una fotografía a Twitpic, antes de que fuese requisado.
La sociedad civil
Tampoco hubiera sido lo mismo en la calle. La noche del 23 y la madrugada del 24 de febrero, los españoles hicieron uso de la tecnología disponible para estar tan informados como pudieron. La mayoría se mantuvo pegada a su radio en una jornada que ha pasado a la historia de España como «la noche de los transistores».
Aquella estructura piramidal contrasta con la que se está produciendo actualmente en una parte del mundo islámico. Es la sociedad la que se auto organiza de forma horizontal gracias a las redes sociales y la que se envía mensajes de apoyo mutuo.
Los ciudadanos podrían haber creado su propia plaza Tarhir en Sol, en Colón o en la misma plaza de Neptuno, desde donde los diputados secuestrados y los militares podrían haber escuchado el clamor popular.
Si a la movilización popular le hubiera seguido la represión, los mismos ciudadanos hubieran informado al mundo con sus teléfonos móviles y hasta podrían haber dibujado un mapa mediante crowdsourcing anotando dónde hay concentraciones populares y dónde están los puestos de control de las tropas.
Tampoco faltaría el «feedback mundial» con «trending topics» mundiales y mensajes de apoyo colapsando las redes. Miles de «Me Gusta» se acumularían en páginas de Facebook en varios idiomas y los medios buscarían desesperados contactos con blogueros para tener información exclusiva que ofrecer en sus países.
Una historia diferente
Con internet y móviles, probablemente 23-F no hubiese durado esas 18 horas, aunque pasada la media noche ya estuviese la situación clara. Quizá los hechos se hubiesen precipitado y la sociedad civil hubiese tomado parte, alterando el comportamiento de los grupos. El resultado podría haber sido muy diferente. ¿Cómo te imaginas tú un 23-F con Internet y móviles?
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