El coltán, crimen del primer mundo
La imperiosa necesidad en el mercado del preciado material, utilizado sobre todo en telefonía móvil, propicia catástrofes humanas en el corazón de África
Se llama coltán. Algunos analistas consideran que, con el tiempo, será más importante que el petróleo. Sin embargo, no provoca los ríos de tinta que causa el oro negro. El silencio eclipsa los horrores que este mineral provoca en el corazón de África. En consecuencia, no parece haber calado en la conciencia social.
Quien posea un teléfono móvil, tiene coltán en sus manos. Es la piedra filosofal que hace los móviles más ligeros, los televisores más planos. Se trata de uno de los más preciados tesoros del primer mundo. Superconductor de electricidad, muy maleable y capaz de soportar el calor mejor que el cobre, el coltán (abreviatura de columbita y tantalita, minerales que contiene este tipo de roca) se ha convertido en la piedra angular de la tecnología más puntera.
Es un elemento fundamental en estaciones espaciales, armamento militar, ordenadores portátiles, consolas de videojuegos (el retraso de la PlayStation 2 en el 2000 fue debido a la falta de coltán), aparatos clínicos... Pero el 60% de la extracción de este mineral está dedicada a la telefonía móvil.
No es extraño que el precio del coltán se haya multiplicado por cien en los últimos veinte años, desde que el uso del móvil se generalizó en 1990 en Occidente, haciendo que el mineral alcanzase los 400 euros el kilo en el mercado.
Se trata, por tanto, de un componente clave en el engranaje económico de las nuevas tecnologías, esclavizadas por una demanda, creciente, que ha disparado la necesidad del preciado tesoro. La víctima de esta ambición es un país: la República Democrática del Congo. (RDC).
El Congo
El 80% de las reservas mundiales de coltán se localizan en este país de África Central desestabilizado por las guerras y con un Estado débil, que tiene por delante la lucha contra la corrupción y la pobreza tras años de conflicto fratricida.
El coltán puede considerarse como la principal causa del desencadenamiento de la última guerra en el Congo, con la implicación de Ruanda y Uganda.
Los principales destinatarios del mineral son Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Kazajistán. Numerosas oenegés y la ONU denunciaron en vano la situación, pero ni Estados Unidos ni Europa han mostrado voluntad política para acabar con el conflicto en detrimento de sus intereses particulares.
La imperiosa necesidad en el mercado del preciado material, utilizado sobre todo en telefonía móvil, propicia catástrofes humanas en el corazón de África
Se llama coltán. Algunos analistas consideran que, con el tiempo, será más importante que el petróleo. Sin embargo, no provoca los ríos de tinta que causa el oro negro. El silencio eclipsa los horrores que este mineral provoca en el corazón de África. En consecuencia, no parece haber calado en la conciencia social.
Quien posea un teléfono móvil, tiene coltán en sus manos. Es la piedra filosofal que hace los móviles más ligeros, los televisores más planos. Se trata de uno de los más preciados tesoros del primer mundo. Superconductor de electricidad, muy maleable y capaz de soportar el calor mejor que el cobre, el coltán (abreviatura de columbita y tantalita, minerales que contiene este tipo de roca) se ha convertido en la piedra angular de la tecnología más puntera.
Es un elemento fundamental en estaciones espaciales, armamento militar, ordenadores portátiles, consolas de videojuegos (el retraso de la PlayStation 2 en el 2000 fue debido a la falta de coltán), aparatos clínicos... Pero el 60% de la extracción de este mineral está dedicada a la telefonía móvil.
No es extraño que el precio del coltán se haya multiplicado por cien en los últimos veinte años, desde que el uso del móvil se generalizó en 1990 en Occidente, haciendo que el mineral alcanzase los 400 euros el kilo en el mercado.
Se trata, por tanto, de un componente clave en el engranaje económico de las nuevas tecnologías, esclavizadas por una demanda, creciente, que ha disparado la necesidad del preciado tesoro. La víctima de esta ambición es un país: la República Democrática del Congo. (RDC).
El Congo
El 80% de las reservas mundiales de coltán se localizan en este país de África Central desestabilizado por las guerras y con un Estado débil, que tiene por delante la lucha contra la corrupción y la pobreza tras años de conflicto fratricida.
El coltán puede considerarse como la principal causa del desencadenamiento de la última guerra en el Congo, con la implicación de Ruanda y Uganda.
Los principales destinatarios del mineral son Estados Unidos, Alemania, Bélgica y Kazajistán. Numerosas oenegés y la ONU denunciaron en vano la situación, pero ni Estados Unidos ni Europa han mostrado voluntad política para acabar con el conflicto en detrimento de sus intereses particulares.
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